Estabilidad económica

Calificadora de riesgo canadiense ratificó grado inversor de Uruguay

Entre los factores que apuntalan la calificación de Uruguay se incluyen las fortalezas de las instituciones públicas, el manejo reservado de la deuda pública y suficientes reservas externas. La calificadora DBRS otorgó al país una nota BBB (bajo) en el largo plazo y R-2 (medio) en el corto plazo. La tendencia de ambas calificaciones es estable.

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“La confirmación de estos ratings refleja la visión de que DBRS ve a Uruguay como un país que resistió sin problemas las recesiones de las economías de Brasil y Argentina”, sostiene el informe. Recuerda que la economía uruguaya se expandió un 1,5 % en 2016, “apoyado en una gran aceleración en el cuarto trimestre”, y destaca la proyección de crecimiento del producto bruto interno (PBI) realizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), del 1,6 % en 2017 y del 2,6 % en 2018.

Se espera “una recuperación gradual” del país “a raíz de la demanda creciente y términos de comercio favorables con Argentina”. Por otra parte, “las negociaciones sobre potenciales inversiones de gran escala en el sector papelero se encuentran avanzadas, lo cual puede fortalecer las expectativas de crecimiento de Uruguay”.

Entre las fortalezas del perfil de crédito con las que cuenta Uruguay, DBRS resalta la solidez de las instituciones, la estabilidad del gobierno, los bajos niveles de corrupción, el amplio consenso político sobre la política macroeconómica y el manejo reservado de la deuda pública. 

“Con estabilidad política y un marco político predecible, Uruguay ha alcanzado un ambiente favorable para el crecimiento económico, como se evidencia en los niveles de inversión extranjera directa en el país durante la última década”, establece el informe.

En este sentido, se señala que los ingresos netos de inversión extranjera directa “proporcionan una fuente estable de financiamiento externo” para Uruguay que, además, “cuenta con suficientes reservas para proporcionar liquidez en caso de golpe externo”. Por otra parte, la flexibilidad del tipo de cambio “ha ayudado a la economía a adaptarse a la evolución de las condiciones mundiales sin generar estrés en el sistema bancario o en el sector empresarial”. 

Entre los desafíos para el país, menciona el déficit fiscal, el control de la inflación dentro del rango meta y la exposición del país a factores económicos externos.

Acceder al informe completo en inglés